miércoles, 25 de febrero de 2015

¡Esta niña es una maravilla!

La niña prodigio respira baloncesto

Iris Junio supera el récord de precocidad de Ricky Rubio y se convierte en la jugadora más joven en la historia de la Liga femenina con 14 años y seis meses.



Iris Junio, la jugadora más joven de la historia de la liga / FEB
“Estaba en el supermercado con mi marido y, cuando íbamos a pagar, vimos a tres chicas altas, fuertes, atléticas. Les comentamos si querían venir a nuestra escuela”. Lo explica Begoña Santana, directora técnica del Gran Canaria 2014, y esposa de Domingo Díaz, uno de los entrenadores referentes del baloncesto femenino. Una de aquellas tres chicas guineanas era Purificación Mbulito. Así arranca la historia de su hija, Iris Junio Mbulito, estudiante canaria de tercero de ESO, la misma que causó sensación el sábado al estrenarse en la máxima categoría. Se trata de una base prodigiosa para su edad que ya había arrasado en categorías inferiores. Pero romper récords de precocidad en la Liga Femenina con 14 años, seis meses y 17 días son palabras mayores. Los referentes son escasos: Ricky Rubio (plusmarca en la ACB con 14 años, 11 meses y 24 días), Julia Melina (récord en la Liga Femenina con 14 años, 10 meses y 28 días) y Anna Montañana, que debutó en Primera con 13 años y 364 días.

Si ahora ya no la paran, no la pararán nunca”, dice la mentora de la base
Cuando fue captada en el supermercado, Puri Mbulito, tenía 17 años y no había jugado nunca. Lo probó y fue una de las jugadoras más destacadas del Club Baloncesto Islas Canarias y llegó a jugar con la selección española, como otras perlas de la cantera canaria como Rosi Sánchez, Yurena Díaz, Leonor Rodríguez y Oranda Rodríguez, ésta fichada en otro gran almacén. “Primero los pasos, luego botar el balón, luego tirar y así… Cuando empecé tiraba pedradas”, recuerda Puri. Se retiró joven a causa de una lesión. Pero permaneció ligada al club. Iris respiró baloncesto desde antes de nacer. Estando embarazada de ella, su madre acudió a presenciar en 1999 la victoria más recordada, el título en la segunda competición europea, la Copa Liliana Ronchetti. Begoña Santana mantiene una estrecha relación con la familia Mbulito. Es madrina de Iris, asistió a su parto y la entrena desde que, con solo tres años, era capaz de trasladar las garrafas de agua de cinco litros que utilizaban las jugadoras del primer equipo. Se enorgullece de haber convenido su nombre, cuando veían el reflejo del arcoíris en el techo del pabellón La Paterna de Las Palmas.

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